Pero hay días en que te falta la motivación para hacer las cosas que quieres.

Otros días en que simplemente no tienes la fuerza y energía para hacerlas.

Días en que te gustaría tener más tiempo para tí. Un momento de soledad, en silencio contigo.

Sabes exactamente lo que deberías estar haciendo, pero en tu día a día no tienes la mente clara, no puedes “pensar bien” para accionar, no puedes focalizarte en tus objetivos.

Sientes que todo lo que pasa alrededor te importa demasiado. Y no puedes preservarte.

Te haces mala sangre, por ti, por los demás, por lo que pasó y por lo que hubiera pasado.

Y sin darte cuenta, vas arrastrando estrés, frustraciones, malos hábitos, quejas, culpas.

¿Será posible encontrar cierto equilibrio en nuestra vida?
¡El  mundo patas para arriba y nosotros buscando el equilibrio!.

Los sueños, esos que anhelas, quedan escondidos en algún lugar de tus pensamientos.

“Tal vez en otra vida”, te terminas convenciendo.

O “tal vez en esta” grita otra voz interna. 

Tal vez es ahora, piensas.

Acaso ¿no estamos aquí para cumplir nuestra misión?

¿Y si cerramos los ojos y respiramos?

¿Y si nos conectamos con nosotros mismos?