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El ego... y cómo controlarlo

Hoy te voy a hablar sobre el ego, esa parte de nuestra mente que nos hace sentir separados de los demás y de la realidad.

El ego puede ser un obstáculo para nuestro crecimiento personal y espiritual, ya que nos impide ver las cosas con claridad y nos hace actuar desde el miedo, la inseguridad, el orgullo o la envidia.

¿Cómo podemos controlar el ego y liberarnos de sus ataduras? ¿Qué relación tiene el ego con la espiritualidad y la energía? ¿Cómo pueden ayudarnos las piedras energéticas a equilibrar nuestro ego? En este artículo te daré algunas respuestas y consejos prácticos para lidiar con el ego.


¿Qué es el ego y cómo nos domina?

El ego se forma a partir de las experiencias que vivimos desde que nacemos, especialmente las que tienen que ver con la relación con nuestros padres, familiares, amigos, maestros y sociedad.


El ego nos ayuda a adaptarnos al entorno, a tener una identidad y a defender nuestros intereses. Sin embargo, el ego también puede ser una fuente de sufrimiento, ya que nos hace creer que somos lo que tenemos, lo que hacemos o lo que pensamos. El ego nos hace compararnos con los demás, buscar la aprobación externa, competir por el poder o el reconocimiento, o escapar de la responsabilidad. El ego nos aleja de nuestra esencia, de nuestra verdadera naturaleza, que es amorosa, creativa y conectada con todo lo que existe.


¿Cómo controlar el ego?

Controlar el ego no significa eliminarlo o negarlo, sino reconocerlo, observarlo y transformarlo. Para controlar el ego necesitamos desarrollar una conciencia más amplia y profunda de nosotros mismos y de la realidad. Algunas formas de hacerlo son:


-Practicar la meditación. La meditación es una técnica milenaria que nos ayuda a calmar la mente, a enfocar la atención en el presente y a acceder a un estado de paz interior. La meditación nos permite tomar distancia del ego y verlo como un objeto más de nuestra experiencia, sin identificarnos con él. La meditación también nos abre a una dimensión espiritual, donde podemos sentir nuestra conexión con algo más grande que nosotros mismos.


-Cultivar la gratitud. La gratitud es una actitud que nos hace apreciar todo lo que tenemos y somos, sin darlo por sentado ni exigir más. La gratitud nos hace conscientes de las bendiciones que recibimos cada día, desde el aire que respiramos hasta las personas que nos quieren. La gratitud nos hace humildes, generosos y felices.


-Practicar el perdón. El perdón es una decisión que tomamos de liberarnos del rencor, del resentimiento o de la culpa que sentimos hacia nosotros mismos o hacia los demás. El perdón nos permite sanar las heridas del pasado, aceptar lo que ocurrió y seguir adelante. El perdón nos hace compasivos, libres y ligeros.


-Desarrollar la autoestima. La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos, basado en nuestro conocimiento y aceptación de nuestras fortalezas y debilidades. La autoestima nos hace sentir seguros, confiados y respetuosos con nosotros mismos y con los demás. La autoestima nos hace auténticos, creativos y valientes.


El ego tiene una relación ambivalente con la espiritualidad.

Por un lado, el ego puede ser un obstáculo, ya que nos hace creer que somos el centro del universo, que no necesitamos de nada ni de nadie, que podemos controlar todo lo que nos pasa o que tenemos la razón absoluta. El ego nos desconecta de la fuente de la vida y nos hace vivir en la ilusión, el miedo o el sufrimiento.


Por otro lado, el ego puede ser un aliado para la espiritualidad, si lo usamos como un instrumento y no como un fin, si lo ponemos al servicio de nuestro crecimiento personal y de nuestra misión en el mundo, si lo usamos para crear, para compartir, para colaborar o para inspirar.


El ego nos conecta con la manifestación de la vida y nos hace vivir en la realidad, el amor o la alegría.

Para lidiar con el ego de forma efectiva, además de las prácticas anteriores, te recomiendo seguir estos consejos prácticos:

-Practica la atención plena. La atención plena o mindfulness es una forma de estar presente en el momento, sin juzgar ni reaccionar a lo que ocurre. La atención plena nos ayuda a observar nuestro ego, sin identificarnos con él, y a reconocer los pensamientos, emociones o sensaciones que nos genera. La atención plena nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos y de nuestro entorno, y a actuar desde la calma, la claridad y la compasión.


-Practica el desapego. El desapego es una forma de liberarnos de las cosas, las personas o las situaciones que nos causan sufrimiento o que nos limitan. El desapego no significa renunciar o abandonar, sino aceptar y soltar. El desapego nos ayuda a dejar ir el pasado, el futuro, las expectativas, las opiniones o los resultados. El desapego nos ayuda a vivir en el flujo de la vida, confiando en que todo tiene un propósito y un aprendizaje.


-Practica la generosidad. La generosidad es una forma de compartir lo que tenemos y lo que somos con los demás, sin esperar nada a cambio. La generosidad no solo se refiere al dinero o a los objetos, sino también al tiempo, al conocimiento, al afecto o al apoyo. La generosidad nos ayuda a salir de nuestro egoísmo, a sentirnos útiles y a crear vínculos positivos con los demás. La generosidad nos ayuda a experimentar la abundancia, la gratitud y la alegría.


-Practica el silencio. El silencio es una forma de aquietar nuestra mente, nuestra voz y nuestro cuerpo, para escuchar nuestra voz interior, nuestra intuición o nuestra guía espiritual. El silencio no solo se refiere a la ausencia de ruido externo, sino también al cese de los diálogos internos, las críticas o los juicios. El silencio nos ayuda a conectar con nuestra esencia, con nuestra verdad y con nuestra paz. El silencio nos ayuda a expresarnos con autenticidad, con sabiduría y con amor.


-Practica el servicio. El servicio es una forma de contribuir al bienestar de los demás, de la sociedad o del planeta, usando nuestros talentos, nuestras habilidades o nuestros recursos. El servicio no solo se refiere a las acciones voluntarias o solidarias, sino también a las actividades cotidianas o profesionales. El servicio nos ayuda a encontrar nuestro sentido y nuestro propósito en la vida, y a sentirnos parte de algo más grande que nosotros mismos. El servicio nos ayuda a crecer como personas y como seres espirituales.


Estos son algunos consejos prácticos para lidiar con el ego. Espero que te sean útiles y que los pongas en práctica en tu día a día.

Recuerda que el ego no es tu enemigo ni tu amigo, sino tu maestro.

Aprende de él y trasciéndelo. 😊


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